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martes, 14 de julio de 2009

Para destruir su iglesia

Si es usted de los que no se ha planteado este concepto, lo felicitamos, pues sabemos que Dios es celoso con su pueblo y tarde o temprano los que se propongan atentar contra la obra de Dios pagarán con creces sus malsanas intenciones. Sin embargo pudiera ser que usted, hasta sin proponérselo, esté contribuyendo con la destrucción de su iglesia en una de las formas que le presentamos a continuación. Desde luego, el estar consciente o no, no es excusa delante del creador. He aquí 10 actitudes:

1- Considere que los pastores y ministros de su asamblea no son gente idónea para el trabajo que les ha sido encomendado. La medida de la perfección: Usted. El encargado de aplicar la regla: Acertó, también usted.

2- Critique, comente, murmure, converse en contra de los consejos y medidas. Sobre todo, no se sujete a ellos.

3- Aprópiese de cualquier ministerio que le atraiga (Dios sabe que la forma en la que usted piensa que se debe hacer es la mejor de todas y usted esta capacitado de sobra), así que al menor descuido introdúzcase e implante las reformas de su conveniencia. Sea inmisericorde con los ejecutores de esos ministerios hasta hacerlos ceder. No importa cuantos años tienen en esa función, eso no quiere decir que lo han hecho bien. Por supuesto, esto es, de acuerdo con su manera de entender que deberían de ser las cosas: El modo correcto.

4- Mande, ejecute, cambie, disponga, sin tener ninguna autorización para ello. Lo que importa es lo dispuesto que usted está para la obra. El concepto autoridad se basa en una perspectiva muy particular de usted.

5- Hágase (y cuanto más pronto mejor), de un grupo de seguidores leales, que respiren a través de usted; mímelos, sobórnelos, apóyeles sus debilidades y sus odios particulares, minimice sus errores, no los reprenda nunca sin importar cuan grande sea la falta. De esta manera usted tendrá vigencia y fuerza en la congregación. Junto a ellos aplique a sus anchas el punto 2. En resumen, haga una iglesia dentro de otra iglesia, para usted apacentar a su grupo como usted quiera (recuerde los beneficios del punto 2)

6- Fomente actividades paralelas a aquellas que no son de su agrado pero que usted no tiene interés en apoyar. Ejecútelas de ser posible, en el mismo horario que las demás para no dar la más mínima oportunidad a que lo inviten y no se pueda negar a ir.

7- Anime a los hermanos a ofrendar para casos puntuales que usted trae, no para las ofrendas generales de la congregación. Pregone el diezmo como una regla, sobre todo cuando usted no quiere ser el único que esta diezmando. De ser posible implante algún ministerio que necesite de sus ofrendas y las de su grupo, para evitar que las mismas vayan a las arcas de la iglesia sobre las que usted no tiene ningún poder.

8- Sienta genuino interés por los hermanos de su grupo especial como núcleo. Luego extiéndase un poco hacia fuera a un grupo de hermanos neutrales que no opinan en nada y que existen como los pececitos del mar en las iglesias. Finalmente ignore y desentiéndase del resto de la congregación que no le presta a usted la atención que usted siente que merece. Practique aquí el punto 2.

9- Recuerde: Es bueno ser líder. Cuanto más rápido la congregación sienta sus dotes de líder, tanto mejor estará en capacidad de aplicar los puntos anteriores. Podrá usted darse el lujo de corregir e impedir ser corregido. Manos a la obra.

10- Sobre todo nunca desestime la oportunidad de hundir a cualquiera que atente directamente o indirectamente contra sus aspiraciones de controlar en la congregación. Sea indiferente con los que no son de su cuadra, especialmente los que aparentan tener juicio y decisiones propios, los que piden que el pastor o los ministros sean consultados, y los que no muestran mucho agrado con sus ideas “inspiradas”. Tenga presente que podrá serruchar doctrinas y porciones para acomodarlas a su actitud.

Si hay algún parecido con lo que esta usted practicando en la actualidad, sepa pues, que de esto tiene que arrepentirse y pedir perdón al Señor. Si aun cree que anda bien a pesar de verse en cualquiera de estos diez puntos, que Dios lo perdone y se lo lleve pronto a su presencia para que no siga enlodando al pueblo de Dios.

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