domingo, 11 de mayo de 2008
Escasez de alimentos
Los medios de comunicación hablan recientemente de cómo el mundo está en peligro de una escasez de alimentos nunca antes vista. Quién diría que con tantos avances tecnológicos llegaríamos a escuchar semejante alarma, y no precisamente como resultado de una catástrofe de proporciones globales, sino en tiempos de relativa paz. Pero la gente ignora, y muchos prefieren pensar que eso no ocurrirá; que es algo que solo existe en países tan pobres como los del continente africano o la India y que si por si acaso sucediera algo parecido, tan solo afectaría a las masas desposeídas y sin educación . Por supuesto que al pensar de este modo lo hacen desde las comodidades de sus apartamentos en cualquier ciudad importante, escudados en sus profesiones e inspirados por el bienestar de sus ingresos.
Pero ¿Qué haríamos los humanos si el dinero y las riquezas no pudieran comprar comida? ¿Qué harían los hombres si llegáramos a un punto en el que, por fin entenderíamos, que el dinero, por más que se tenga, no se puede comer? Podría parecernos sorprendente, pero el hombre se ha encerrado en producir más armas, más bienes que comida, y más dinero a base de productos que dañan el suelo, que medios para producir el pan nuestro de cada día.
Antes de continuar nuestro tema, quisiéramos hacer un aparte para decirle que la Biblia, el libro de Dios, habla sobre esta situación por la que ha de atravesar nuestro mundo. En Apocalipsis, capítulo 6, desde el verso 5, leemos:
"...cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino..."
Esta profecía nos revela la condición de hambre por la que el mundo ha de atravesar. En tiempos del profeta un denario equivalía al salario de un día completo de trabajo. No es mucho lo que se puede hacer con una libra de trigo o de cebada ¿Verdad?, sobre todo, después de la fatiga de un día completo. Al mismo tiempo vemos que dice "...pero no dañes el aceite y el vino..." El aceite y el vino eran productos costosos en aquellos tiempos. La profecía tal vez nos deja ver que los artículos de lujo estarán ahí, pero nadie podrá comprarlos aunque quisiera, por razones, lógico, de supervivencia.
El hombre está agotando las reservas alimenticias a cambio de dinero. Tomemos un ejemplo: El biodiesel es el nuevo combustible vegetal que se ha inventado como una alternativa a la escasez del petróleo; Cada vez más hay empresarios agrícolas incursionando en dicha producción, porque genera más dinero producir biodiesel que vender alimentos. Veamos lo que dice Wikipedia acerca del biodiesel:
El impacto ambiental y las consecuencias sociales de su previsible producción y comercialización masiva, especialmente en los países en vías de desarrollo o del Tercer Mundo generan aumento de la deforestación de bosques nativos, expansión indiscriminada de la frontera agrícola, desplazamiento de cultivos alimentarios y ganaderia, destrucción del ecosistema y la biodiversidad, desplazamiento de trabajadores rurales.El biodiésel no puede utilizarse como única alternativa a los combustibles fósiles, ya que para producir anualmente mediante biodiésel una cantidad de energía equivalente a la obtenida de los combustibles fósiles se generaría una crisis alimentaria global (por sustitución de tierras de cultivo y para la generación de energia) y efectos ambientales derivados de la destrucción de ecosistemas y del uso de recursos hídricos, fertilizantes y abonos.
Esto es tan solo una pequeña parte del problema que enfrenta el mundo sin contar las devastaciones producidas en el campo por las nuevas plagas, la contaminación, la guerra, el efecto invernadero y el calentamiento global. No obstante queremos advertirle a usted que Dios tiene amplias promesas para sus hijos, y una de estas promesas es que su hijo Jesucristo volverá por su pueblo. ¿Lo cree? ¿No lo cree? Aunque usted no quiera creerlo, ya hubo un primer anuncio de la venida de Cristo a esta tierra y vino, y murió por nuestros pecados para llevarnos a Dios.
Pero la salvación que Cristo ofrece es un regalo que Dios no le va a forzar a usted a recibir. Tan solo humillándose a los pies de Cristo, confesando sus pecados a Dios y creyendo en Cristo como su único y suficiente Salvador tiene usted la seguridad de que estará con Él para siempre.
Amigo, el tiempo es corto. La venida de Cristo se acerca ¿Quiere recibirle? Ore a Dios pidiendo perdón por sus pecados y pida a Cristo que venga a su corazón. Él no se hará esperar. Pruébelo, Dios no miente.
Que Dios le regale una bendición "enorme"
Carlos Mancebo
viernes, 9 de mayo de 2008
Dios despierta el líder que hay en ti
La historia cuenta de grandes hombres a los que las circunstancias los convirtieron en líderes. No que la suerte los convirtiera en líderes sin capacidad, sino que estos hombres se vieron forzados a emprender las tareas que debían ser hechas y las difíciles circunstancias que les rodeaban pedían la responsabilidad y el coraje que otros no estuvieron dispuestos a correr.
En el libro de libros, la Biblia, la palabra de Dios, vemos líderes de gran valor, hombres arrojados y llenos de pasión por la encomienda que Dios les trazó. Sin embargo, no siempre fue así. No siempre fueron líderes, sino hombres temerosos, hombres con muchos pretextos que tantas veces vacilaban por el temor, pero que luego comprendieron que la fuerza de su liderazgo no era algo que dependía de sus habilidades humanas, sino que estaba fundado en la capacitación y la ayuda que viene de Dios.
Meditaba esta mañana en el libro del Éxodo y me preguntaba ¿Cuándo cruzó Moisés esa línea divisoria entre el hombre asustado y el líder poderoso? Ya lo vemos en el capítulo 4 del Éxodo diciéndole a Dios que el pueblo no le iba a creer; luego pone como excusa que era torpe de lengua (se cree que tartamudo),e inmediatamente y aún cuando Dios le estaba diciendo que Él había dado boca al hombre y que había hecho todas las cosas, Moisés se destapa con que enviara a otro. Naturalmente Dios se enojó contra él y le puso por ayuda a su hermano Aarón. Dios le dio una misión y a Moisés no le quedó más que ir.
Interesantemente, después de haber hecho las primeras señales ante faraón, no volvemos más a ver a Moisés hablando a través de Aarón, muy al contrario, lo vemos lleno de energía hablando a faraón con autoridad hasta el punto que faraón se enojó y le dijo "guárdate de que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que veas mi rostro, morirás..."(Éxodo 11.28)
¿Cuándo se produjo el cambio? ¿Cuándo dejó Moisés las excusas para convertirse en el líder poderoso que llegó a ser?
En primer lugar: Cuando entendió que servía a un Dios vivo, de quien proviene el poder para triunfar.
Segundo: Cuando pudo ver que la fuente del poder nos es dada cuando nos sometemos a la voluntad de Dios, conociendo que no es nuestra fuerza la que va a hacer grandes hechos en la vida, sino la fuerza de Dios que mora en nosotros. No es suficiente que creamos que Dios tiene el poder, también es necesario que le creamos respecto de lo que él nos ha dicho que hará por medio de nosotros.
Tercero: Dios espera que obedezcamos. Así de sencillo. Obedecer. Con todo y las excusas de Moisés, éste se levantó para ir a hacer lo que Jehová le mandó a hacer. ¿Estamos ociosos? ¿Estamos buscando lo que nos gusta para dedicarnos a ello en la obra del Señor o estamos dispuestos a correr la carrera sin poner condiciones?
En cuarto lugar, pero no menos importante, Dios espera integridad de nuestra parte. Fíjese que Moisés repetía al pueblo los estatutos que Dios le daba para que fuesen cumplidos. Visto desde otra perspectiva, Moisés era quien debía dar el ejemplo del cumplimiento de los mandamientos de Dios. A veces la gente busca liderazgo como una fuente de poder humano. Les gusta controlar a otros y ser reconocidos; es triste ver que esos seudo-líderes no tienen quién los supervise a ellos porque se sienten que no tienen que dar cuenta a nadie de sus actos. Esto podrá pasar desapercibido ante los ojos de los demás pero no de Dios.
Si ha sentido el llamado de Dios al liderazgo de algún ministerio cuídese de que no sea una ilusión por el cargo; las ilusiones pronto se desvanecen y la realidad suele ser no tan agradable como se creía. El líder espiritual goza de grande reputación, pero también está sujeto a los sufrimientos y pruebas que encierra la misión que le ha sido encomendada. No son pocos los que han fracasado debido a la aplicación de principios humanos y psicológicos antes que una verdadera guía del Espíritu Santo. He aquí la clave: La guía del Espíritu Santo para todo lo que hayamos de emprender. Los resultados no se harán esperar.
Que Dios le corone con una bendición enorme.
Carlos Mancebo
jueves, 8 de mayo de 2008
ESTE BLOG HA CAMBIADO
Queridos amigos:
Pueden notar en el encabezado que hemos puesto a un lado los gastados temas de los problemas diarios que lamentablemente siempre existirán en tanto que la humanidad no se rinda a los pies del Salvador Jesucristo. Ahora este blog tiene como objetivo PREDICAR LAS BUENAS NUEVAS DE SALVACIÓN A TODA CRIATURA.
¿Es usted cristiano nacido de nuevo? Si lo es, Gloria a Dios; nos encontraremos en el cielo alabando al Creador por los siglos de los siglos. Si usted no ha tenido un encuentro con nuestro Señor y Salvador Jesucristo, le invitamos a recibir salvación. Tenga presente que salvación y religión son dos cosas totalmente distintas. La religión es humana, tiene que ver mucho con lo que me han enseñado para "agradar a la divinidad" o "apaciguar su ira". Esto, sin duda, es común a todas las religiones, muy a pesar de la variedad de ritos y nombres de los dioses. El ser humano religioso piensa que puede complacer a Dios a través de un sistema ritual. El hombre piensa que puede impresionar a Dios o que Dios se conforma con las migajas que puede arrojarle.
La salvación, muy a diferencia, es un regalo de Dios (Efesios 2.8-9), que ni usted ni yo nos merecemos. No se da por obras, para que nadie se gloríe. Dios la da a quien quiera recibir ese regalo. Ese regalo solamente se recibe a través de Jesucristo; no hay otro medio. En Hechos 4.12 leemos:"Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos".
Reciba a Cristo como su Señor y Salvador. Empiece a vivir la verdadera vida espiritual.
martes, 29 de abril de 2008
¿A dónde se ha ído el menudo?
Los estrategas del Gobierno en materia económica no han dicho ni esta boca es mía ante la percepción de la gente de que “no hay dinero en las calles”. Los partidos de oposición explotan rabiosamente esta idea asestando golpes contra el desempeño del gobierno en su tarea de promover una vida justa a los dominicanos en cuanto a lo monetario. Y es que lo económico se ha convertido desde hace décadas en una de las razones principales de nuestro actuar, en el fardo que quita y pone presidentes, y en el cuento de nunca acabar, ya que ningún gobierno ha podido poner fin a los grandes contrastes de nuestra tierra en donde unos pocos tienen tanto y otros no tienen nada.
No obstante, ha habido ciertos momentos de ilusión en los que tal pareciera que mejoramos un poco. Momentos en los que un paletero cualquiera te devolvía sin protestar cuando le pagabas con una papeleta de a mil. Y ha sido una ilusión, pues no era que subimos económicamente, sino que el Peso se había deteriorado tanto que una de esas gordas papeletas ya no representaba mucho dinero para el vendutero promedio. En otras palabras: había dinero devaluado en las calles, pero había dinero.
Lo que ocurre ahora es un fenómeno nuevo. Los comercios al detalle están fuertemente restringidos ante la imposibilidad de conseguir menudo. No hay billetes pequeños en las tiendas del barrio. No hay monedas en los lugares de venta de chiripas, ni el paletero puede devolver de un billete de mil pesos aún cuando está más devaluado que años antes. Voy más lejos: El miércoles anterior, me dirigí a un colmado y quise pagar una botella de agua de solo quince pesos con un billete de cien y la dueña me pidió por favor que viera en mis bolsillos si no tenía algo más pequeño, porque ya no tenía monedas ni billetes de baja denominación.
Trabajo en una institución financiera y, puedo decir que en mi equipo ya estamos deprimidos de tanto decir a los clientes: “No tenemos cambio (en realidad no tenemos), el Banco Central no está dándonos menudo…” Esto no es una versión nuestra, es también la canción de todos empleados de los bancos comerciales del país. ¿Qué sucede pues? ¿Porqué nadie explica lo que ocurre?
Lo malo de todo esto es que con esta escasez de menudo aumenta la sensación de que todo está detenido y de que, efectivamente no hay dinero.
Invitamos a nuestras brillantes autoridades, no solo a explicar este fenómeno nunca visto en los últimos treinta años, sino también a poner un freno a las actividades que, ya sea por negligencia, falta de previsión o fuerzas ocultas, están frenando el menudo, aumentando así una desventurada percepción de mal desempeño económico, reflejado mayormente en la clase trabajadora.
No obstante, ha habido ciertos momentos de ilusión en los que tal pareciera que mejoramos un poco. Momentos en los que un paletero cualquiera te devolvía sin protestar cuando le pagabas con una papeleta de a mil. Y ha sido una ilusión, pues no era que subimos económicamente, sino que el Peso se había deteriorado tanto que una de esas gordas papeletas ya no representaba mucho dinero para el vendutero promedio. En otras palabras: había dinero devaluado en las calles, pero había dinero.
Lo que ocurre ahora es un fenómeno nuevo. Los comercios al detalle están fuertemente restringidos ante la imposibilidad de conseguir menudo. No hay billetes pequeños en las tiendas del barrio. No hay monedas en los lugares de venta de chiripas, ni el paletero puede devolver de un billete de mil pesos aún cuando está más devaluado que años antes. Voy más lejos: El miércoles anterior, me dirigí a un colmado y quise pagar una botella de agua de solo quince pesos con un billete de cien y la dueña me pidió por favor que viera en mis bolsillos si no tenía algo más pequeño, porque ya no tenía monedas ni billetes de baja denominación.
Trabajo en una institución financiera y, puedo decir que en mi equipo ya estamos deprimidos de tanto decir a los clientes: “No tenemos cambio (en realidad no tenemos), el Banco Central no está dándonos menudo…” Esto no es una versión nuestra, es también la canción de todos empleados de los bancos comerciales del país. ¿Qué sucede pues? ¿Porqué nadie explica lo que ocurre?
Lo malo de todo esto es que con esta escasez de menudo aumenta la sensación de que todo está detenido y de que, efectivamente no hay dinero.
Invitamos a nuestras brillantes autoridades, no solo a explicar este fenómeno nunca visto en los últimos treinta años, sino también a poner un freno a las actividades que, ya sea por negligencia, falta de previsión o fuerzas ocultas, están frenando el menudo, aumentando así una desventurada percepción de mal desempeño económico, reflejado mayormente en la clase trabajadora.
martes, 4 de marzo de 2008
LA GRAN AUSENTE
Hermoso, era, sin duda alguna, el desfile escolar que conmemoró el ciento sesenta y cuatro aniversario de nuestra independencia. Fue un gran despliegue de las masas estudiantiles puertoplateñas adornadas con el orgullo y la cadencia conquistada por la historia de nuestra patria querida. Marcha de libertad, marcha del futuro hecho carne, para rendir tributo a los héroes ya idos, pero perennes en las enseñanzas de los laboriosos maestros que se empeñan en avivarla en los corazones del estudiantado.
Es extraño que en semejante exposición de júbilo también se combine el sentimiento de tristeza y a veces hasta de horror al ver la gran ausencia de bandas de música que acompañasen a esos valiosos jóvenes de nuestras escuelas, como es la usanza en casi todos los países educados. Estamos ante una marcha educativa carente de educación musical, sobre todo en una provincia que ha dado notables maestros del arte de bien combinar los sonidos con el tiempo.
Hemos decaído hasta quedar en cueros en redoblante y tambor, con sus monótonos “rom-pom-pones” que no necesitan escuela para ser expresados, tan solo la disposición de chicos que bien pudieran a su edad estar haciendo galas de virtuosismo, pero que lamentablemente ven sus cerebros embotados por un sistema educativo que ha relegado el idioma universal de la música a los rincones de la ignorancia.
No es tan difícil enseñar o aprender la música escrita y ejecutada. Es solo que hemos cometido el pecado de la indiferencia y la dejadez. Tenemos la creencia de que la música es un asunto de dos o tres locos desmelenados, o quizás pensamos que es algo para los ricos sin oficio, piezas de museo. Estamos cometiendo un error sin precedentes al criar ya varias generaciones carentes de espíritu y de inspiración. No es de extrañar que los países más destacados en el desarrollo de sus individuos y por ende de sus sociedades, también sean países en los que se enseña música de forma curricular.
Pero seguimos cegados en los bandereos, en la comidilla política de todos los días, en la baba demagógica que entretiene, y nadie levanta su mano para que salgamos del letargo existencial en el que nos hemos sumido. Hemos condenado a los maestros de música al exilio y a la inanición. Nos hemos conformado con los ritmos más primitivos y rastreros coronándolos como grandes piezas que adornen las fiestas de una nación; una nación que conoce más sobre el palé y la banca de apuestas, pero que no entiende qué carajos es un oboe ni para qué sirve la clave de sol.
¡Pobres estudiantes! que desfilaron como vacas uniformadas, arreadas por los estrépitos de tambores sin propósito, sin una canción, sin un himno a los Padres de la Patria; sin armonía de labios ni de instrumentos para festejar las glorias de los héroes; sin tan solo un cántico que distinguiera su escuela de las demás. ¡Oh tubas! ¡Oh clarinetes de mi alma!, ¡Oh saxofones y trombones de la esperanza languideciente!, ¡Oh sempiternas notas de trompetas sin músicos! ¡Oh melancolía de liras sin público! Asistidme en este momento en el que fenecieron ante el mar los talentos estudiantiles, la música y sus maestros. Llora mi alma con rítmico acento.
Es extraño que en semejante exposición de júbilo también se combine el sentimiento de tristeza y a veces hasta de horror al ver la gran ausencia de bandas de música que acompañasen a esos valiosos jóvenes de nuestras escuelas, como es la usanza en casi todos los países educados. Estamos ante una marcha educativa carente de educación musical, sobre todo en una provincia que ha dado notables maestros del arte de bien combinar los sonidos con el tiempo.
Hemos decaído hasta quedar en cueros en redoblante y tambor, con sus monótonos “rom-pom-pones” que no necesitan escuela para ser expresados, tan solo la disposición de chicos que bien pudieran a su edad estar haciendo galas de virtuosismo, pero que lamentablemente ven sus cerebros embotados por un sistema educativo que ha relegado el idioma universal de la música a los rincones de la ignorancia.
No es tan difícil enseñar o aprender la música escrita y ejecutada. Es solo que hemos cometido el pecado de la indiferencia y la dejadez. Tenemos la creencia de que la música es un asunto de dos o tres locos desmelenados, o quizás pensamos que es algo para los ricos sin oficio, piezas de museo. Estamos cometiendo un error sin precedentes al criar ya varias generaciones carentes de espíritu y de inspiración. No es de extrañar que los países más destacados en el desarrollo de sus individuos y por ende de sus sociedades, también sean países en los que se enseña música de forma curricular.
Pero seguimos cegados en los bandereos, en la comidilla política de todos los días, en la baba demagógica que entretiene, y nadie levanta su mano para que salgamos del letargo existencial en el que nos hemos sumido. Hemos condenado a los maestros de música al exilio y a la inanición. Nos hemos conformado con los ritmos más primitivos y rastreros coronándolos como grandes piezas que adornen las fiestas de una nación; una nación que conoce más sobre el palé y la banca de apuestas, pero que no entiende qué carajos es un oboe ni para qué sirve la clave de sol.
¡Pobres estudiantes! que desfilaron como vacas uniformadas, arreadas por los estrépitos de tambores sin propósito, sin una canción, sin un himno a los Padres de la Patria; sin armonía de labios ni de instrumentos para festejar las glorias de los héroes; sin tan solo un cántico que distinguiera su escuela de las demás. ¡Oh tubas! ¡Oh clarinetes de mi alma!, ¡Oh saxofones y trombones de la esperanza languideciente!, ¡Oh sempiternas notas de trompetas sin músicos! ¡Oh melancolía de liras sin público! Asistidme en este momento en el que fenecieron ante el mar los talentos estudiantiles, la música y sus maestros. Llora mi alma con rítmico acento.
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