Google

martes, 29 de abril de 2008

¿A dónde se ha ído el menudo?

Los estrategas del Gobierno en materia económica no han dicho ni esta boca es mía ante la percepción de la gente de que “no hay dinero en las calles”. Los partidos de oposición explotan rabiosamente esta idea asestando golpes contra el desempeño del gobierno en su tarea de promover una vida justa a los dominicanos en cuanto a lo monetario. Y es que lo económico se ha convertido desde hace décadas en una de las razones principales de nuestro actuar, en el fardo que quita y pone presidentes, y en el cuento de nunca acabar, ya que ningún gobierno ha podido poner fin a los grandes contrastes de nuestra tierra en donde unos pocos tienen tanto y otros no tienen nada.

No obstante, ha habido ciertos momentos de ilusión en los que tal pareciera que mejoramos un poco. Momentos en los que un paletero cualquiera te devolvía sin protestar cuando le pagabas con una papeleta de a mil. Y ha sido una ilusión, pues no era que subimos económicamente, sino que el Peso se había deteriorado tanto que una de esas gordas papeletas ya no representaba mucho dinero para el vendutero promedio. En otras palabras: había dinero devaluado en las calles, pero había dinero.

Lo que ocurre ahora es un fenómeno nuevo. Los comercios al detalle están fuertemente restringidos ante la imposibilidad de conseguir menudo. No hay billetes pequeños en las tiendas del barrio. No hay monedas en los lugares de venta de chiripas, ni el paletero puede devolver de un billete de mil pesos aún cuando está más devaluado que años antes. Voy más lejos: El miércoles anterior, me dirigí a un colmado y quise pagar una botella de agua de solo quince pesos con un billete de cien y la dueña me pidió por favor que viera en mis bolsillos si no tenía algo más pequeño, porque ya no tenía monedas ni billetes de baja denominación.

Trabajo en una institución financiera y, puedo decir que en mi equipo ya estamos deprimidos de tanto decir a los clientes: “No tenemos cambio (en realidad no tenemos), el Banco Central no está dándonos menudo…” Esto no es una versión nuestra, es también la canción de todos empleados de los bancos comerciales del país. ¿Qué sucede pues? ¿Porqué nadie explica lo que ocurre?

Lo malo de todo esto es que con esta escasez de menudo aumenta la sensación de que todo está detenido y de que, efectivamente no hay dinero.

Invitamos a nuestras brillantes autoridades, no solo a explicar este fenómeno nunca visto en los últimos treinta años, sino también a poner un freno a las actividades que, ya sea por negligencia, falta de previsión o fuerzas ocultas, están frenando el menudo, aumentando así una desventurada percepción de mal desempeño económico, reflejado mayormente en la clase trabajadora.